El paso del tiempo suele hacer un flaco favor a todos los dispositivos tecnológicos que utilizamos, aunque es indiscutible que los ordenadores son unos de los que más lo “sufren” y de los que peor “envejecen”.
Sin embargo casi siempre es posible revivir un
PC viejo que ha dejado de satisfacer nuestras necesidades, y aunque nos cueste creerlo en muchas ocasiones lo podemos conseguir
sin gastar dinero o realizando una inversión mínima.
Con esta guía queremos daros algunas claves sencillas pero muy útiles, que os ayudarán a tener claros los pasos que podéis dar para mejorar el funcionamiento de un equipo antiguo y así poder aprovecharlo por más tiempo, y siempre buscando hacer el menor gasto posible.
Como siempre os animamos a dejar cualquier duda en los comentarios.
Realiza una limpieza a fondo
El polvo y la suciedad son enemigos naturales de los componentes informáticos, y con el uso y el paso del tiempo ambos tienden a acumularse en el interior, algo que a corto plazo no es un problema, pero que a la larga puede acabar mermando el rendimiento del equipo hasta niveles insoportables.
Abrir el PC y realizar una serie de tareas básicas puede ayudar a recuperar en buena medida su rendimiento inicial, así que recomendamos:
- Hacer un soplado completo de polvo y buscar posibles acumulaciones de suciedad, por si hay que limpiarlas rascando un poco. Podemos utilizar por ejemplo un cepillo de dientes suave.
- Desmontar procesador y tarjeta gráfica para poder limpiar a fondo sus ventiladores y cambiar la pasta térmica, ya que ésta se va degradando con el paso del tiempo y pierde propiedades.
- Asegurarnos de que todo está bien conectado y de que los ventiladores funcionan correctamente, evitando que queden cables o elementos que afecten al flujo del aire.
Esto acabará con posibles problemas de sobrecalentamiento, que como sabemos pueden tener efectos nefastos en el rendimiento del equipo e incluso acabar estropeando ciertos componentes, especialmente el procesador y la
tarjeta gráfica.
Software, malware y drivers
En muchas ocasiones un simple formateo y reinstalación del sistema operativo puede hacer milagros, así que junto al punto anterior es lo primero que debemos hacer para devolver “el frescor” a un equipo antiguo.
Recomendamos hacer una instalación limpia, nada de reinstalar encima, ya que podría acabar siendo ineficaz o incluso dar problemas. También hay que mantener el software actualizado, drivers incluidos, ya que en muchos casos aportan mejoras de rendimiento gratuitas.
Finalmente tenemos el tema del malware. Proteger el equipo y hacer análisis periódicos puede ayudar, y mucho, de hecho no sería la primera vez que un virus lastra enormemente el rendimiento de un equipo.
Hacer todo esto en conjunto nos puede dar resultados muy buenos, por muy básico que resulte, y lo mejor es que no nos costará ni un solo euro.
Actualizaciones de hardware
Si ninguno de los pasos anteriores nos ha dejado satisfechos no nos queda más remedio que entrar a renovar los componentes del equipo para conseguir ese plus de rendimiento que nos permita seguir disfrutando de una experiencia de uso óptima.
Para que os resulte lo más útil posible haremos una subdivisión en tres grandes categorías, distinguiendo el uso que le vayáis a dar al equipo y las particularidades del mismo, pero siempre con el objetivo de incurrir en el menor gasto posible.
Revivir un PC para jugar:
Nuestro objetivo prioritario debe ser la
tarjeta gráfica, elemento que mayor impacto tiene a la hora de mover juegos. Si contamos por ejemplo con un equipo de hace seis años que monta un
procesador Core i3 y 4 GB de RAM podremos jugar a una buena cantidad de títulos con alto tan simple como montar una GPU.
En estos casos lo mejor es recurrir al mercado de segunda mano o buscar productos restaurados, donde podemos encontrar por ejemplo soluciones muy buenas como las GTX 660 y las Radeon HD 7870 por unos 70 euros. También podemos buscar opciones menos potentes pero más asequibles, como las GTX 560 y las HD 5850, que rondan los 40 euros de media.
Siguiendo con el ejemplo del equipo anterior podríamos redondear añadiendo 4 GB más de RAM, lo que nos podría costar entre 20 y 30 euros como máximo. Si actualizamos ambos y tenemos un poco de suerte con los precios habremos desembolsado unos 90 euros, y a cambio tendremos PC para seguir en la brecha unos años más.
Revivir un PC para ofimática, multimedia y navegar
En estos casos procesador y tarjeta gráfica pasan a un segundo plano, ya que por lo general incluso en equipos muy antiguos su rendimiento continúa siendo más que suficiente.
Para recuperar el buen funcionamiento de PC multimedia y/o de oficina con una inversión mínima debemos
centrarnos en la instalación de un SSD y en la memoria RAM, siguiendo ese orden de prioridad.
Con un SSD experimentaremos un salto enorme, tanto que será casi como si hubiéramos comprado un equipo nuevo. Puede parecer exagerado, pero basta con pulsar el botón de encendido del PC para empezar a darse cuenta del cambio.
El sistema operativo y los programas y aplicaciones vuelan, y esas situaciones de ralentización constante por el “rascado” del disco duro pasan a ser cosa del pasado. Tenemos modelos de SSD muy asequibles de 120 GB por menos de 40 euros, más que suficiente para este tipo de equipos.
Como opción podemos revisar también la RAM del equipo. Por lo general en Windows XP 1 GB es más que suficiente, mientras que en Windows 7, Windows 8.1 y Windows 10 lo más recomendable es contar con 2 GB.
El aumento de RAM no implica un gran gasto y puede suponer una mejora importante unida al SSD, así que si tenéis menos de las cifras que hemos dicho es recomendable incrementarla.
Podéis encontrar módulos de 1 GB de RAM con precios cercanos a los 5 euros.
Revivir un portátil o equipo de pequeño formato:
Nuestra mejor opción es apostar también por un SSD, y en segundo lugar por un aumento de RAM, siempre que lo permita ya que algunos de estos equipos tiene la memoria soldada a la placa.
Como sabemos es mucho más complicado actualizar un portátil o un equipo compacto que un PC normal, y no sólo por el tema del espacio o factor de forma, sino también porque en la mayoría de los casos componentes tan esenciales como el procesador, la RAM o la tarjeta gráfica van soldados y no se pueden cambiar.
Sin embargo es posible volver a disfrutar de ese viejo portátil que tenemos aparcado porque funciona muy lento y nos acaba desesperando. Un SSD acaba directamente con el problema, y tal y como dijimos en el punto anterior conseguirá que nuestro equipo parezca “nuevo”.
En segundo lugar podemos también ampliar la
RAM, algo que resulta recomendable sobre todo cuando contamos con menos de 2 GB.
Si necesitamos hacer ambos cambios y metemos un SSD de 120 GB y 2 GB de RAM no habremos gastado más de 55 euros.