Ha llovido mucho desde que los piratas de barcos empezaron a desarrollar sus actividades delictivas, pero lo cierto es que siempre han estado rodeados de un cierto halo de romanticismo que escondía una realidad bastante cruda y nada fácil de “digerir”, sobre todo por los corazones más sensibles.
El caso es que a pesar de todo el tiempo que ha pasado la piratería en sentido literal continúa siendo una actividad ilícita bastante lucrativa que se mantiene en numerosas zonas del mundo, y que además parece que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, aprovechando las posibilidades que ofrecen otras formas más modernas de delinquir.
Lo dicho es evidente cuando vemos que los piratas han empezado a recurrir a cibercriminales para conseguir acceso a registros de empresas dedicadas al comercio y al transporte marítimo. Gracias a esa información los piratas pueden conocer las rutas, horarios y el cargamento de los barcos, y diseñar y planificar mejor sus rutas y objetivos.
Una de las empresas afectadas se dio cuenta del problema al enlazar patrones comunes de los últimos ataques que recibían sus barcos, algo comprensible, ya que no es normal que te abordenpiratas con lectores de códigos de barras que buscan cajas concretas en el cargamento que transportas.
Ingenioso, pero el cibercriminal que trabajaba de forma conjunta con los piratas no era precisamente un experto, algo evidente al ver que no supo esconder el rastro de sus acciones, y que ni siquiera ocultó su dirección IP detrás de un VPN o Proxy, de manera que la compañía afectada pudo desmantelar el ataque y poner sus sistemas a salvo.
Más información: Softpedia.
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