Sí, aunque para muchos lectores resulte increíble millones de empresas de todo el mundo siguen confiando en la cinta magnética como la forma más eficiente de almacenar sus datos a largo plazo; la información crece de manera exponencial y, cuando la velocidad de acceso no es crítica, variables como la fiabilidad o el coste por gigabyte almacenado mantienen al veterano sistema como una opción más que válida. Hoy, Sony presenta una tecnología que podría cambiar para siempre el mundo del almacenamiento de datos profesional: así es Everspan.
El almacenamiento de un centro de datos convencional suele estar repartido en diferentes soportes, en función del uso que se vaya a realizar de los datos. Así, los rapidísimos SSD son la mejor opción para archivos que necesitan servirse continuamente, los discos duros empresariales se utilizan como nivel intermedio entre rendimiento y fiabilidad y la cinta magnética es el mejor recurso cuando se trata de almacenar datos al menor costo posible. La digitalización de las empresas y una legislación que cada vez obliga a almacenar más datos está haciendo que la demanda de servicios de almacenamiento no para de aumentar y, sin lugar a dudas, supone uno de los grandes retos tecnológicos de los próximos años.
Como podéis ver en el video, Everspan se presenta en módulos totalmente robotizados donde tecnología de última generación se encarga de trabajar con los discos ópticos como si fueran una única unidad. Según datos de la compañía japonesa, puede alcanzar velocidades de hasta 18 gigabytes por segundo en determinadas configuraciones, superando con creces cualquier sistema actual. Diseñado para integrarse con otras infraestructuras de almacenamiento (incluyendo los basados en cinta magnética) Everspan puede presumir de un consumo máximo de solo 10.7 kW por cada 181 PB de datos, casi cinco veces menos que un sistema tradicional.
“Este producto convertirá a la cinta magnética en algo obsoleto” asegura Frank Frankovsky, el gurú detrás del centro de datos de Facebook y el Open Compute Project, ahora director ejecutivo deSony Optical Archive “Ni la cinta ni los discos duros están diseñados para el archivos a largo plazo y la tendencia es que cada vez queremos almacenar más datos y por más tiempo. Y que los costes sean los menores posibles. Con Everspan garantizamos la integridad de los datos durante 100 años y la única condición es que se mantengan por debajo de 30º y menos del 96% de humedad”.
Más allá de rendimiento y fiabilidad, la apuesta por el disco óptico garantiza que los datos estarán a salvo durante décadas (hasta 100 años según Sony), mientras que los sistemas basados en cintas o en discos duros deben renovarse cada pocos años para asegurar la integridad de los datos. Basta un ejemplo que Frankovsky revela a Fortune para vislumbrar qué significa el salto a la tecnología óptica: tras el terrible tsunami de Japón, se encontraron discos ópticos bajo el mar que, una vez secos, funcionaban sin problemas.
¿El principio del fin para la cinta magnética?
Aunque la base técnica es común, es justo reconocer que los sistemas de cinta magnética actuales tienen poco que ver con los que cualquier usuario recuerda de aquellos primeros ordenadores domésticos. A corto plazo, parece poco probable que Everspan arrebate una gran cuota de mercado a los grandes dominadores de la cinta, en gran parte por la costosa inversión que supone un cambio de sistema y el valor añadido que ofrecen los líderes de la industria más allá del hardware, en forma de ecosistema de servicios y SaaS. Se plantea así un escenario donde convivirán varios sistemas y en el que la apuesta por un estándar será fundamental para la industria del almacenamiento de datos.
En cualquier caso, las proyecciones de los analistas dan por hecho que al ritmo actual pronto no seremos capaces de guardar toda la información que generamos o, al menos, no a un coste comedido. Así, desarrollos como el de Sony serán fundamentales para un futuros donde términos como petabyte, extabyte o zettabyte dejarán de sonar a ciencia ficción y se convertirán en habituales, primero en la empresa y luego en los ordenadores que tenemos en casa o, quién sabe, en el smartphone que guardamos en el bolsillo.
Más información | Everspan
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