miércoles, 7 de enero de 2015

La sociedad se carga de sensores y dispositivos inteligentes

La feria de electrónica confirma que los fabricantes apuestan por la etiqueta «smart», desde coches que conducen solos a la casa totalmente automatizada y controlada por móvil



Una persona prueba una pulsera de Epson
 
La feria más importante del sector de la electrónica de consumo, CES, abrió este martes sus puertas en Las Vegas convertida en un inmenso bazar de dispositivos inteligentes llamados a revolucionar en los próximos años la forma en la que las personas se relacionan con su entorno.
 
El evento constató la paulatina configuración de ecosistemas tecnológicos en los que los aparatos más mundanos, como una cerradura, se integran en redes que el usuario gestiona a través de su teléfono inteligente y su tableta. 

Samsung anunciaba ya el lunes que para el año 2020 todo lo que fabrique tendrá la característica de «smart», pero fue la cadena estadounidense de productos para el hogar Lowe's la que se encargó de escenificar con su sistema Iris la transformación que está por llegar a la vida cotidiana. La compañía montó el decorado de una casa completa que llenó de sensores y cámaras que, conectados a un dispositivo que hacía de ordenador central, podían ser controlados mediante una aplicación para móviles.

Subir y bajar la persiana, detectar una fuga de agua en el baño o el estado de las plantas del jardín son algunas de las funciones de Iris, que ya está a la venta y cuyo precio mínimo son 179 dólares. La compañía japonesa Logbar fue un paso más allá con su anillo inteligente, cuya nueva versión saldrá en marzo acompañada de un dispositivo a modo de centralita y con forma de piedra que hará que el portador del aro puedan encender una lámpara, el aire acondicionado o bajar el volumen del televisor con solo un gesto.
En CES 2015 se mostraron cerraduras que se abren con el teléfono, bombillas que cambian de color en función del estado de ánimo de su propietario, cámaras para detectar intrusos en casa, sistemas que avisan si está una ventana abierta y termómetros para bebés que envían la temperatura al teléfono de los padres en tiempo real.

Se trata de productos que saldrán a la venta, no prototipos futuristas, igual que el enchufe de la empresa californianaBrio que solo transmite electricidad cuando se le conecta un aparato que la requiera, lo que termina con las descargas caseras por meter los dedos donde no se debe. La portavoz de Brio, Jocelyn Painter, aseguró a Efe que los enchufes se empezarán a distribuir este año en Estados Unidos (ya se pueden hacer encargos) y confían en que se pueda convertir en un nuevo estándar en la construcción de viviendas.

En CES quedó patente también que la mayoría de las empresas presenta su propio ecosistema «smart», incompatible con el de la competencia, aunque los fabricantes han mostrado ya su voluntad de colaborar y abrir sus sistemas a terceros, como el caso del termostato de Nest.

La feria sirvió para ver la evolución del diseño de los relojes inteligentes y los dispositivos de actividad física, como el caso de Misfit, ahora disponible con diseño de cristales de Swarovski. No faltaron en CES los robots humanoides, los aparatos de realidad virtual, los coches con piloto automático y varios patines eléctricos para peatones con prisa, como los Rocket Skates de Acton con autonomía para varios kilómetros y diseñados para los traslados diarios de corta duración.

En el área de los televisores, las grandes empresas cambiaron su estrategia de años pasados, donde el tamaño era lo más relevante, para destacar además de la resolución 4K, los diseños más delgados, en especial Sony y Panasonic, mientras que Samsung enseñó sus pantallas flexibles, más ágiles a la hora de curvarse que modelos anteriores. Hubo quienes insistieron en la tecnología 3D, eso sí, ya con pantallas que no requieren de gafas especiales, si bien el efecto no terminó de llamar la atención como para ser protagonista en la feria.

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