Un libro sobre «inventos inútiles» publicado en Japón en 1995 incluye en su selección un palo o «stick» para hacer «selfies»
Pongámonos serios por un momento. Si no hemos perdido la
memoria, alguien tiene que recordar que, no hace tantos años, lo de los
«selfies» no estaba tan bien visto como en la actualidad. Antes de que
la tecnología nos permitiese compartir decenas de fotos al día en varias
redes sociales distintas, si te sacabas una «autofoto» o «autorretrato»
era porque no tenías quién te la hiciese.
Definitivamente, los tiempos han cambiado. Hoy son cada vez menos quienes se resisten a la moda del «selfie».
Y aún menos los que se extrañan al ver por todas partes imágenes en las
que el fotógrafo y el fotografiado son la misma persona. Así que, en
pleno 2015, no es exagerado decir que quienes buscaban la manera de
hacerse «selfies» eran algo así como adelantados a su época. Y los hubo,
vaya si los hubo.
Según los documentos que ha compartido un usuario de Imgur, este
sencillo aparato figura en un libro japonés sobre inventos inútiles
publicado hace dos décadas. Seguro que esta Navidad se han vendido
«sticks» similares por cientos, pero en 1995 fue colocado junto a
invenciones tan ridículas como unas gafas para leer acostado o un trípode para dormir de pie. Aunque
pensándolo bien, tal vez no sea buena idea calificarlas de ridículas,
por lo que el devenir de las modas pueda depararnos.
Lo cierto es que la idea de «autofotografiarse» está lejos
de ser novedosa. Incluso hubo a quien se le ocurrió mucho antes que al
pobre japonés incomprendido. Un periodista llamado Alan Cleaver envió a la BBC un «selfie» de sus abuelos…
fechado en 1925. Y sí: utilizan un palo para activar el disparador.
Como se puede comprobar en la imagen sobre estas líneas, el gesto del
abuelo denota lo orgulloso que se sintió de su ocurrencia.
Nos guste o no, la realidad se impone y todo apunta a que
los «selfies» han venido para quedarse. Lo mejor que podemos hacer es
aprender del pasado para mejorar en el futuro: si tienes una idea
aparentemente estúpida, apúntala y regístrala a tu nombre. Quién sabe, quizá tus nietos la aprovechen casi un siglo después para marcar tendencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario