La feria de tecnología de Las Vegas deja nuevos ingenios que intentarán abrirse hueco en una sociedad cada vez más hiperconectada
No es el salón internacional de Fráncfort, pero la última edición de la feria Consumer Electronics Show (CES) de Las Vegas ha servido de escaparate para el coche del futuro. Este llegará en los próximos años con una carga aún mayor de electrónica,
y no solo para los motores, también desde su interior se podrán
realizar múltiples actividades gracias a su conectividad a internet y a
la incorporación de pantallas digitales. La consecuencia es que el vehículo de cuatro ruedas va camino de convertirse en un «gadget».
Muchas de sus funciones serán
controladas mediante aplicaciones móviles o por comandos gestuales.
Algunas de las firmas más importantes mostraron prototipos, cada vez serán más inteligentes. Mientras BMW llegaba con un sistema de luces láser y un modelo controlado por un reloj inteligente de LG para realizar operaciones como recoger a su propietario por sí mismo, Mercedes sorprendía con un futurista F015 Luxury in Motion, cuyas funciones se manejan con «apps» y es capaz de programar viajes sin la necesidad de conducirse.
Otro de los asistentes, Wolkswagen,
apostó por la interacción mediante sensores y cámaras instaladas por
las cuales los pasajeros pueden activar diversas funciones con los
gestos. Lo que se ha exhibido también en este evento ha sido la pelea
por hacerse con el control del automóvil. Google y Apple son los principales exponentes en esta nueva revolución, entre los que acceden otras como Parrot y Nvidia,
que presentaron sus respectivos sistemas para dar soporte a las
crecientes demandas de incluir pantallas conectadas en el habitáculo.
Entre los pocos dispositivos móviles que se han visto, algunos son sorprendentes, como el Asus ZenFone 2, el primero con 4 GB de memoria RAM, y otros ya eran esperados, como la segunda generación del móvil curvo de LG, el G Flex 2, que llegará al mercado con una pantalla más pequeña que el diseño original. Queda demostrado por tanto que las pantallas se han curvado. No solo en «smartphones», los televisores exploran nuevos formatos
y, definitivamente, los modelos curvos se han abierto paso, al igual
que sucede en el caso de los monitores, que también llegarán con una
curvatura más o menos pronunciada según modelos, tales como el HP Pavilion 27C.
Todos estos diseños están pensados para ofrecer imágenes con una cierta profundidad. A esta tendencia en el campo de la visión se ha unido el esfuerzo por desarrollar resoluciones
más altas de las que emiten los operadores radioeléctricos. La Ultra
Alta Definición, hasta cuatro veces mayor que los Full HD, y los paneles
OLED quieren abrirse camino de una vez por todas
y convertirse en el nuevo estándar. Y, para ello, se ha creado una
alianza en la que proveedores de contenidos y fabricantes fomentarán la
introducción en los hogares del denominado televisor 4K.
Destacan algunos modelos presentados como el Sony X90C, de un grosor de solo 4.9 milímetros, más fino que un teléfono móvil de última generación. Samsung, por su parte, ha innovado en materiales con su gama SUHD,
una solución a base de nanocristales con los que se puede mejorar la
calidad de imagen y que promete ofrecer una expresión de hasta 64 veces
más que las televisiones tradicionales. Sharp ha
ido más allá al hablar no tanto píxeles, sino de los «subpíxeles»
introducidos en un nuevo dispositivo que promete una resolución superior
a los modelos 4K existentes.
La feria ha servido, a su vez, para la reivindicación de los paneles «quantum dots» –puntos cuánticos–, que mejora la calidad y abarata costes. Pese a su tibia acogida el pasado año, 2015 se inundará de nuevos dispositivos «wearables» que buscan conquistar la muñeca principalmente, pero surgen cada vez más aparatos que se colocan en otras partes del cuerpo.
En esa lucha por dotar de inteligencia a cualquier objeto se encuentran los proveedores de componentes. Qualcomm ha renovado su compromiso por esta incipiente tecnología e Intel llegó con un interesante microprocesador debajo del brazo, de minúsculo tamaño, y que se podrá integrar en colgantes, pendientes, anillos y otros complementos. La consecuencia de todos estos nuevos avances será que todo estará controlado por un dispostivo móvil, o lo que viene siendo una aplicación propia, que extenderá, aún más, la excesiva dependencia de este tipo de aparatos que, conquistado el bolsillo, quieren llegar a otro tipo de ubicaciones.
0 comentarios:
Publicar un comentario