Se ha alcanzado el objetivo largamente buscado de crear partículas
que puedan emitir un brillo fluorescente de múltiples colores en un
entorno biológico, y que podrían ser manipuladas con toda precisión para
situarse dentro de células vivas, gracias a los trabajos de un equipo
de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en
Cambridge, Estados Unidos, y algunas otras instituciones.
La nueva tecnología podría posibilitar el seguimiento de la posición
de las nanopartículas a medida que se movieran dentro del cuerpo o en el
interior de una célula. Al mismo tiempo, las nanopartículas podrían ser
manipuladas de forma precisa mediante la aplicación de un campo
magnético que las arrastrase. Y finalmente, las partículas podrían tener
un recubrimiento de una sustancia biorreactiva que podría ser atraída
por moléculas particulares dentro del cuerpo, como marcadores para
células de tumores u otros agentes de enfermedades, y enlazarse a ellas.
Durante años, ha sido un sueño de muchos científicos, incluyendo al
profesor Moungi Bawendi, coautor del trabajo de investigación y
desarrollo, el poder disponer de un nanomaterial que incorpore
fluorescencia y magnetismo en un único objeto compacto. Si bien otros
grupos de expertos han alcanzado alguna combinación de estas dos
propiedades, los nuevos resultados son más satisfactorios y marcan un
antes y un después en este joven campo.
Aquellas nanopartículas anteriores habían resultado demasiado grandes
para poder actuar como sondas prácticas en el tejido vivo: Tendían a
tener mucho volumen desperdiciado. La compacidad es esencial para
aplicaciones biológicas y de muchas otras clases.
En estas fotos, tomadas por un
microscopio electrónico de transmisión (TEM, por sus siglas en inglés), y
ampliadas sucesivamente, aparecen detalles del núcleo y la “cáscara” de
las complejas nanopartículas desarrolladas por los investigadores. Unos
puntos cuánticos fluorescentes forman la cáscara alrededor del núcleo
de las nanopartículas magnéticas. (Imágenes: Cortesía del equipo de
investigación)
Además, los trabajos previos no pudieron producir partículas de un
tamaño uniforme y predecible, dos cualidades que pueden resultar
esenciales para aplicaciones terapéuticas o de diagnóstico.
Otra vieja aspiración que no fue colmada por las nanopartículas
precedentes, y que sí se ha alcanzado con las nuevas, es la capacidad de
poder manipularlas mediante campos magnéticos dentro de las células, y
además conocer exactamente qué nanopartículas son las que se están
moviendo. Las nuevas nanopartículas pueden ser identificadas con gran
precisión a través de la longitud de onda de sus emisiones
fluorescentes.
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