Unos investigadores han creado un software de conversión de voz a
texto para las gafas de Google (Google Glass) que ayuda a los usuarios
con problemas de audición a entender todo lo que dice su interlocutor en
una conversación cotidiana. La persona con problemas auditivos lleva
puestas las gafas de Google y cuando una segunda persona le habla, lo
que le dice es convertido a texto y es visualizado en la pantallita de
las gafas.
El diseño inicial del sistema incluye el uso como complemento de un
teléfono inteligente o smartphone con el sistema operativo Android y una
aplicación para las conversaciones cotidianas. Cuando el interlocutor
de la persona con dificultades auditivas habla, sus palabras las capta
el smartphone. El habla es convertida a texto, este se envía a las gafas
y ahí se muestra en la pantallita.
Las gafas de Google tienen su propio micrófono incorporado, pero el
teléfono móvil puede actuar como un micrófono móvil, lo que permite
acercarlo a la persona que habla, y de ese modo se reduce el ruido de
fondo y se ayuda a eliminar los errores.
Este ingenioso desarrollo es obra de un grupo de investigadores del
Instituto Tecnológico de Georgia (Georgia Tech), ubicado en la ciudad
estadounidense de Atlanta. La idea surgió cuando un miembro de este
equipo, Jim Foley, se percató de que estaba teniendo problemas para
escuchar y pensó que las gafas de Google podían ayudarle.
Jim
Foley usando el prototipo del invento, que le permite leer en la
pantallita de las gafas aquellas palabras de su interlocutor que no haya
escuchado bien. (Foto: Georgia Tech)
El planteamiento del sistema es servir de ayuda para captar
comentarios que el usuario no ha logrado entender. En su utilización
normal, el usuario conversa con normalidad. Si escucha bien lo que se le
va diciendo, la conversación puede continuar inmediatamente sin que
tenga que leer en la pantallita.
No obstante, si no capta alguna palabra o tiene dudas, le basta mirar
a la transcripción, leer la palabra o palabras que se ha perdido y
volver a la conversación sin necesidad de hacerle repetir a su
interlocutor lo que ha dicho, ni tener que pedirle que hable más alto,
ni tener que ponerse un audífono si su sordera empeora.